En México, el derrame cerebral se posicionó como la séptima causa de muerte, al registrar 37 mil 453 fallecimientosdurante el año 2021, de acuerdo con cifras del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi). Este padecimiento afecta principalmente a hombres mayores de 65 años y, a nivel mundial, representa la principal causa de discapacidad en adultos.
Especialistas advierten que el mayor desafío no solo radica en la capacidad de atención médica, sino en el diagnóstico oportuno, pues el tiempo de reacción puede significar la diferencia entre una recuperación exitosa y un daño neurológico irreversible.
El derrame cerebral, también conocido como ictus, ocurre cuando el flujo sanguíneo hacia una zona del cerebro se interrumpe, ya sea por la obstrucción de una arteria o por una hemorragia interna. Esta falta de irrigación provoca que las células comiencen a morir en cuestión de minutos, afectando funciones motoras, del habla o cognitivas.
Las autoridades sanitarias explican que existen dos tipos principales de ictus:
- Isquémico: provocado por el bloqueo de un vaso sanguíneo.
- Hemorrágico: causado por la ruptura de una arteria dentro del cerebro.
Ante esta condición, el tiempo es el factor decisivo. Para la identificación temprana de síntomas, médicos recomiendan la estrategia “Camaleón”, que permite reconocer señales de alarma de forma rápida:
- Cara: debilidad o caída en la mitad del rostro.
- Mano: pérdida de fuerza en la mano o incapacidad para levantar el brazo.
- Lenguaje: dificultad para pronunciar palabras o hablar con claridad.
- Teléfono: ante cualquiera de estos signos, llamar de inmediato al 911 o acudir al área de urgencias del hospital más cercano.
Profesionales de la salud recuerdan que actuar en los primeros minutos puede reducir considerablemente las secuelas permanentes y salvar la vida del paciente.
