El ayuno intermitente se ha vuelto una de las tendencias más populares en el mundo del bienestar, prometiendo desde la pérdida de peso hasta mejoras en la salud metabólica. Pero, ¿es realmente una práctica segura para todos o estamos ante el nuevo riesgo de la obsesión por la salud?
El concepto es simple: alternar periodos de ayuno con periodos en los que se puede comer, sin la restricción de calorías. Mientras que para algunos esto se traduce en una forma de vida más saludable y un mejor control del peso, para otros puede ser el inicio de una relación conflictiva con la comida.
Muchas personas se adhieren a esta dieta sin una supervisión profesional. Aunque el ayuno puede tener beneficios, no es para todos. Personas con diabetes, mujeres embarazadas o con un historial de trastornos alimenticios pueden poner su salud en riesgo al practicarlo sin guía.
Expertos señalan que si se hace de manera incorrecta, el ayuno puede causar una bajada brusca de los niveles de azúcar en la sangre, fatiga, deshidratación y, en casos extremos, descompensación metabólica. Por otro lado, la obsesión por cumplir con el horario de ayuno puede llevar a un ciclo de atracones.
Por otra parte, hay nutriólogos que defienden el ayuno intermitente como una herramienta útil. Cuando se hace de forma responsable, puede ayudarte a ser más consciente de lo que comes y a tener más energía durante el día. Sugieren empezar con periodos cortos y escuchar al cuerpo.
La clave parece estar en la moderación y la supervisión profesional. Antes de subirte a la ola del ayuno intermitente, es fundamental que consultes con un experto en nutrición para determinar si es la opción adecuada para ti y tu cuerpo. Lo que para algunos es la solución, para otros podría convertirse en un problema.