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Café: ¿aliado o enemigo? Las consecuencias de una de las bebidas más consumidas del mundo

Se recomienda no superar las 4 tazas diarias para evitar efectos secundarios.

El café forma parte de la rutina diaria de millones de personas en el mundo. Su aroma, sabor y efecto estimulante lo han convertido en una bebida casi indispensable. Sin embargo, aunque tiene beneficios comprobados, también puede tener consecuencias negativas si no se consume con moderación.

Los efectos positivos del café están bien documentados. La cafeína, su principal componente activo, mejora la concentración, la memoria y el rendimiento físico. Según estudios de la Universidad de Harvard, el consumo moderado (2 a 4 tazas al día) puede reducir el riesgo de enfermedades como el Parkinson, la diabetes tipo 2 y algunos tipos de cáncer.

También se ha asociado con un menor riesgo de depresión y enfermedades cardíacas, gracias a su contenido de antioxidantes. Además, algunas investigaciones indican que puede tener efectos protectores sobre el hígado y el sistema nervioso central.

No obstante, el exceso de café puede provocar consecuencias adversas. Entre las más comunes están el insomnio, la ansiedad, el aumento de la presión arterial y la irritación gastrointestinal. En personas sensibles a la cafeína, incluso una taza puede generar nerviosismo o palpitaciones.

“El café no es malo por sí mismo; el problema es la cantidad y el momento en que se consume”, explica el nutriólogo clínico Miguel Serrano. “Tomarlo en la tarde o noche puede interferir con el sueño, y excederse puede alterar el equilibrio del sistema nervioso”.

Especialistas recomiendan no superar los 400 miligramos de cafeína al día (aproximadamente 4 tazas de café filtrado) y evitarlo en niños, embarazadas y personas con ciertas condiciones de salud.