¿Y si la clave para un sueño reparador no radicara únicamente en tener una habitación confortable? Aunque parezca sorprendente, eso es correcto. Incluso con un ambiente fresco, una estancia perfectamente aislada y una cama provista de las mejores sábanas, almohadas y edredones, aún podríamos experimentar dificultades para conciliar un buen descanso.
Además del entorno de nuestro dormitorio, existe otro factor crucial: la cena. Lo que consumimos en nuestra última comida del día y cuándo lo hacemos puede tener un impacto significativo en la calidad de nuestro sueño.
Lo óptimo sería terminar de cenar al menos dos horas antes de acostarnos. De este modo, cuando nos vayamos a la cama, nuestro cuerpo habrá finalizado o estará en proceso de digerir los alimentos, permitiéndole dedicarse por completo al descanso y a la reparación durante la noche. Si debido a nuestros horarios esto resulta difícil, no es motivo de preocupación; no es necesario irse a la cama con hambre. Podemos optar por alimentos de fácil digestión y nutritivos al mismo tiempo, como un poco de jamón cocido, yogur con avena y frutos secos.
Ahora que hemos establecido cuándo debemos cenar, es importante aclarar qué deberíamos comer. A continuación, se presentan opciones recomendadas, opciones aceptables si se consumen ocasionalmente y con moderación, y aquellas que definitivamente deberíamos evitar en la cena.
¿Qué opciones son ideales para la cena?
Cualquier alimento rico en triptófano, magnesio, omega 3 y zinc es beneficioso, ya que estos elementos estimulan la producción de serotonina, la hormona responsable de inducir la sensación de felicidad y facilitar el sueño reparador.
- Pescado: La mayoría de las variedades son ricas en omega 3, magnesio o triptófano, y suelen ser una fuente natural de melatonina, la hormona del sueño. El pescado siempre será una excelente elección para la cena.
- Aguacate: Rico en omega 3.
- Queso fresco: Los lácteos son una opción saludable para la cena. Incluso un vaso de leche tibia ha demostrado ser efectivo para inducir el sueño. El queso fresco también es una buena opción, ya que promueve la segregación de serotonina.
- Frutos secos: El omega 3 que contienen favorece el sueño. Además, las almendras son una excelente fuente de magnesio, otro nutriente importante para descansar bien.
- Dátiles: Ricos en vitamina B5 y ácido pantoténico, ayudan a relajarnos antes de dormir. Sin embargo, es importante consumirlos en su forma natural y en cantidades moderadas, ya que son altos en azúcar.