Más allá de una costumbre, beber cerveza se ha convertido en un ritual social que acompaña reuniones, celebraciones y momentos de descanso. Sin embargo, entre los amantes de esta bebida, uno de los debates más comunes, y apasionados, gira en torno a si la cerveza sabe mejor en lata o en botella. Ahora, un estudio científico aporta datos reveladores que podrían cambiar la forma en que la percibimos.
El sumiller Miguel Brascó reavivó la discusión a través de un video en TikTok, en el que compartió los resultados de un estudio publicado en la revista Beverages. La investigación analizó cómo influye el envase en la percepción del sabor de la cerveza. Para ello, se reunió a 151 catadores que probaron la misma cerveza, primero sabiendo si provenía de una botella o una lata, y después sin conocer el envase. En la primera prueba, la mayoría aseguró que la botella ofrecía mejor sabor y mayor calidad. Sin embargo, al repetir la prueba a ciegas, las diferencias desaparecieron: los participantes no lograron distinguir entre una y otra.
Este experimento confirma que la experiencia del sabor no depende tanto del envase como de las expectativas visuales. Las botellas suelen asociarse con productos más “auténticos” o artesanales, mientras que las latas aún arrastran el estigma de ser más industriales o de menor calidad. Pero esto, más que una realidad, parece ser una construcción cultural.
Una de las críticas comunes hacia la cerveza en lata es el supuesto “sabor metálico”. No obstante, las latas modernas están recubiertas por dentro con resinas alimentarias que impiden el contacto directo entre el aluminio y la bebida. Si en algún caso se percibe ese gusto, puede deberse al olor de la tapa o al mal almacenamiento del producto.
De hecho, en términos de conservación, las latas ofrecen una gran ventaja: son completamente opacas, lo que protege el contenido de la luz ultravioleta, enemiga directa del lúpulo, y evita la formación de compuestos que generan el temido “olor a zorrillo”. Las botellas marrones también ofrecen buena protección, pero las verdes o transparentes filtran menos del 50% de la luz.
Tanto la lata como la botella tienen sus ventajas, y lo verdaderamente importante es la calidad del producto, su conservación adecuada y la experiencia subjetiva de cada consumidor. Así que la próxima vez que enfrentes esta elección, recuerda que, al final, el sabor está más en tu mente que en el envase.