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¿Cómo funciona la leche deslactosada?

Por Brian Castillo

Uno de los temas más divisivos para los nacidos en la Ciudad de México contra el resto del país es si las quesadillas llevan queso. Los “chilangos” más necios usan todo tipo de argumentos para intentar convencerse que una quesadilla no forzosamente lo lleva, aunque a cualquier otro mexicano – incluídos muchos “chilangos” – les suena como sacrilegio que carezca de él.

Independientemente de la postura que tengamos, es destacable que mientras se discute sobre la presencia de este producto lácteo en un platillo emblemático de México, casi nadie cuestiona cómo, a pesar de que el 83% de los mexicanos son intolerantes a la lactosa, es que podemos consumirlo sin problema, pero si toman un café con leche, de rato ya están sufriendo en el baño.

¿Intolerancia a la lactosa o malabsorción?

Aunque su nombre sea intolerancia a la lactosa, lo cierto es que quienes tienen este trastorno sí pueden consumir productos derivados de lácteos, la diferencia es que lo tienen que hacer con medida o bien solo ciertos productos.

La lactosa es el azúcar de la leche, para descomponerla en glucosa y galactosa nuestro cuerpo secreta una enzima conocida como lactasa. Cuando los mamíferos somos pequeños la leche materna es – si es posible – nuestro único alimento y la lactasa es sumamente importante en nuestro organismo.

Conforme crecemos y dejamos de consumir leche, nuestro intestino delgado deja de producir esta enzima y nuestra capacidad de descomponer la lactosa se ve disminuida.

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