A primera vista, Don Guilherme Peixoto no parece una estrella de la música electrónica. Sin embargo, este sacerdote portugués de 50 años se ha convertido en toda una sensación, siendo recibido como una estrella allá donde va. «Me siento un mejor sacerdote gracias a la música electrónica», confiesa Don Guilherme, quien saltó a la fama tras tocar para casi 1.5 millones de jóvenes y el Papa Francisco en la misa de clausura de la Jornada Mundial de la Juventud en Lisboa el año pasado.
Conocido cariñosamente como «Padre Guilherme», este clérigo de cabeza rapada intercambia regularmente el altar por la mesa de mezclas en festivales y clubes por toda Europa. Su carrera musical, que coexiste con sus deberes como párroco en Laundos, al norte de Portugal, lo ha convertido en una figura icónica tanto dentro como fuera de la iglesia.
Antes de convertirse en DJ, Peixoto fue capellán católico de las tropas portuguesas en Afganistán, donde descubrió que su pasión por la música podía ser una poderosa herramienta para difundir el mensaje de la iglesia. «Me permitió aceptar el desafío que nos da la iglesia de no encerrarnos en nosotros mismos, sino de llegar a los demás», comenta.
Peixoto, quien a menudo celebra misa con una casulla sobre jeans y tenis, ve la música electrónica como un complemento natural para su labor pastoral. «La alegría del evangelio es un mensaje de esperanza y fe, pero también de tolerancia, armonía y paz», afirma. Con más de 900 mil seguidores en Instagram, Peixoto es un fenómeno de la era digital.
Durante su reciente actuación en Coimbra, mezcló temas de techno con fragmentos de homilías del Papa Francisco y del fallecido Juan Pablo II. Su capacidad para unir estos dos mundos aparentemente opuestos ha capturado la imaginación de muchos.