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El miedo: una oportunidad para volver al amor

El miedo parece ser una emoción muy real, algo que todos hemos sentido en muchas ocasiones. Nos recuerda que somos muy parecidos unos a otros y que no estamos separados, porque las emociones nos unen.

Un Curso de Milagros dice que “solo el amor es lo único real”; sin embargo, lo olvidamos muy a menudo, porque le damos poder a todo aquello que nos abruma, que nos altera o que provoca emociones que nos llevan a reaccionar de formas agresivas con nosotros mismos o con otras personas.

Cuando un miedo aparece, es una oportunidad de liberar una situación o una persona que aparentemente nos está provocando esta emoción. Sin embargo, recordemos que todo lo que ocurre en nuestra vida en realidad habla de nosotros mismos, de nuestros miedos, pensamientos, heridas emocionales, etc.

Sentir miedo es una forma de separarnos del amor y la felicidad, y en ese momento sentimos que estamos solos ante una situación. Aunque sepamos del amor y la guía amorosa de los ángeles, creemos que ellos están fuera de nosotros y que estamos aquí solos luchando en el mundo.

El miedo puede manifestarse de muchas maneras:

  • Ansiedad o pesadillas nocturnas.
    Cuando era adolescente, durante las noches experimentaba episodios de ansiedad y, al quedarme profundamente dormido, tenía sueños en los que era perseguido, asesinado o encerrado. La ansiedad surge cuando deseamos sentirnos seguros y tememos al futuro, creando incertidumbre y un sentimiento de abandono ante situaciones que nos abruman. Nuestro inconsciente y nuestro campo de energía proyectan en los sueños aquello que estamos viviendo, queriendo escapar, sintiéndonos asfixiados o detenidos.

Cuando esto ocurre, sugiero trabajar con la ayuda del Arcángel Miguel para liberar nuestro campo de energía y nuestro inconsciente de todo aquello que nos provoca desequilibrio. Visualiza su luz azul eléctrica rodeando tu cama y creando una burbuja de energía donde ahora estás a salvo.

  • Terror nocturno.
    Los especialistas lo llaman parálisis del sueño. Es una sensación terrorífica donde no puedes moverte ni hablar, y sientes que alguien está sobre ti. Algunas personas dicen que son espíritus malignos, pero no lo creo así, aunque en muy contadas ocasiones podría serlo. Algunas personas describen sentir que las observan mientras duermen y entonces no pueden moverse.

Creo que esto es causado por un exceso de energía circulando en el ambiente. Nuestro inconsciente la capta como una sensación de miedo, aumentándola hasta parecer más poderosa de lo que realmente es. En la mayoría de los casos, al encender la luz, aquello desaparece. No son demonios, sino nuestros propios pensamientos conectados a miedos profundos, que se hacen presentes para poder salir y sanarlos.

Recuerdo a una paciente que soñaba estar encerrada en un castillo, corriendo y peleando por los pasillos, con sangre y muertos, y veía la ciudad desde lejos. Le pregunté si en casa había conflictos que no sabía cómo enfrentar y me respondió que sí. Los sueños comenzaron cuando regresó a casa de sus padres para cuidarlos por enfermedad. Le pregunté si cuando se fue de casa existían muchos conflictos y se sentía vigilada, y me dijo que sí.

En su inconsciente, el miedo al conflicto, sentirse vigilada y querer escapar seguía activo. Los sueños revelaban esa situación de terror. Cuando algo así ocurre, es una llamada a nuestra alma para revisar el tema y trabajar la sombra que impide ver nuestra luz y libertad.

  • Visitas de Espíritus.
    Un espíritu es el alma de una persona. Cuando una persona está en espíritu, significa que vuelve a estar en conexión con el amor infinito. Están para cuidar, guiar o acompañar, y jamás harían daño.

Los fantasmas y espectros, en realidad, son energías atrapadas en los recuerdos de la gente. Son vibraciones viejas que se quedan en los espacios. Los fantasmas no necesariamente son muertos; pueden ser la energía de una persona que tuvo un impacto en ese lugar debido a un pleito, enfermedad, tristeza profunda o duelo.

  • Demonios.
    Aunque me parece innecesario hablar de esto, muchas personas tienen experiencias con demonios debido a su formación religiosa, que inculca el miedo a través del mal. El concepto de demonios nos muestra que son lo opuesto a los ángeles. Los ángeles son pensamientos de Dios, expresiones de amor en la tierra, y dentro del amor no hay espacio para el miedo.

Los demonios son extensiones de miedo y tormento. Son energías que crecen y se alimentan del miedo de las personas, haciéndose más grandes.

Solución al miedo.
Enfrentar el miedo te ayudará a conservar la salud mental. Míralo a los ojos, sé consciente de lo que te hace sentir. Una vez que lo identifiques, dilo en voz alta y acéptalo. Verás cómo se desvanece. Tratar con el miedo y la ansiedad puede ser parte de tu entrenamiento espiritual, permitiéndote entrar en el amor que nos ha creado.

Práctica:

Cierra los ojos.
Conecta con tu respiración. Respira hondo.
Habla con mucho amor a tu miedo. Puedes decir:
«Miedo, gracias por estar aquí y por recordarme lo que debo dejar ir y mostrarme lo que no había visto. Ahora puedes irte, ya no eres necesario. Elijo volver al amor, ahora.»

Como dice Un Curso de Milagros: «El amor perfecto expulsa al miedo. Si hay miedo, es que no hay amor perfecto. Pero solo el amor perfecto existe. Si hay miedo, este produce un estado que no existe.»

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