SliderVida y Entretenimiento

El poder del amor para aliviar el dolor

Por Brian Castillo

La creencia popular de que el amor lo cura todo tiene un fundamento científico. Estudios han demostrado que las emociones positivas, como el amor, pueden aliviar el dolor de manera natural. Aunque estas experiencias son subjetivas y varían según la personalidad, la historia de vida y la salud, el amor ha mostrado beneficios en la percepción del dolor.

Investigaciones neurocientíficas han asociado el amor con la liberación de endorfinas y efectos positivos en el sistema nervioso parasimpático. Un estudio de la Universidad de Stanford encontró que los sentimientos amorosos intensos pueden proporcionar alivio del dolor comparable a los analgésicos. “Cuando las personas están en una fase apasionada del amor, se producen cambios significativos en el estado de ánimo que influyen en su experiencia dolorosa”, afirmó Sean Mackey, autor principal del estudio publicado en 2010 en PLoS ONE.

Los investigadores examinaron cómo el amor influye en los sistemas de recompensa del cerebro. La dopamina, un neurotransmisor clave en el estado de ánimo, la recompensa y la motivación, juega un papel crucial. Arthur Aron, profesor de psicología de la Universidad Estatal de Nueva York, explicó que “las zonas del cerebro que se activan con el amor intenso son las mismas que los fármacos utilizan para reducir el dolor”.

El estudio en Stanford involucró a estudiantes universitarios que estaban en la fase inicial del amor intenso. Los resultados mostraron que tanto el amor como la distracción redujeron el dolor, pero a través de vías cerebrales diferentes. La distracción utilizó vías cognitivas, mientras que el amor activó centros de recompensa más primitivos, bloqueando el dolor a nivel medular.

Sin embargo, cuando el amor termina, el dolor puede ser similar a una adicción. Helen Fisher, de la Universidad Rutgers, recomienda tratar el desamor como una adicción: evitar contacto con la persona, hacer ejercicio, y buscar nuevas experiencias para activar el sistema de dopamina. “Estamos construidos para amar, superarlo y volver a amar”, concluye Fisher.

La ciencia aún no está lista para recomendar el amor como sustituto de los analgésicos, pero el entendimiento de estas vías neuronales podría llevar a nuevos métodos para aliviar el dolor en el futuro.