Cada 4 de julio, Estados Unidos conmemora su Día de la Independencia, una de las fechas más emblemáticas de su historia. Esta jornada recuerda la firma de la Declaración de Independencia en 1776, un documento que marcó la ruptura política con el Imperio Británico y el nacimiento oficial de una nueva nación.
En el siglo XVIII, el actual territorio estadounidense estaba conformado por 13 colonias bajo dominio británico. Las tensiones con la corona aumentaron por la falta de representación política y el control centralizado desde Londres. Esta situación desembocó en la Revolución Americana (1775-1783), una guerra que inició con las batallas de Lexington y Concord y que más adelante escaló a un conflicto internacional con el apoyo de Francia y España a las colonias.
El 4 de julio de 1776, en Filadelfia, los representantes del Congreso Continental aprobaron y firmaron la Declaración de Independencia, redactada principalmente por Thomas Jefferson con el respaldo de figuras como John Adams y Benjamin Franklin. Este documento no solo justificaba la separación de Gran Bretaña, sino que proclamaba el derecho de las colonias a ser libres y autónomas.
Aunque la independencia fue reconocida formalmente por Gran Bretaña hasta 1783, tras su derrota en Yorktown y la firma del Tratado de París, el 4 de julio quedó establecido como la fecha simbólica del nacimiento de Estados Unidos. Fue declarado día feriado federal en 1870.
Hoy, el Día de la Independencia se celebra con desfiles, ceremonias oficiales, conciertos, reuniones familiares y espectáculos de fuegos artificiales en todo el país. La jornada no solo honra un hecho histórico, sino que refuerza el sentido de unidad, libertad y patriotismo que dio origen a la nación.