La banda estadounidense Green Day ofreció un espectáculo inolvidable en el Corona Capital de la Ciudad de México, cuidando cada detalle para garantizar que la noche quedara grabada en la memoria de los asistentes. Desde su peculiar introducción hasta los momentos emotivos y enérgicos, el público vivió una experiencia única.
La presentación comenzó con “Bohemian Rhapsody” de Queen resonando en el escenario principal, mientras los fans llenaban el lugar ansiosos por el show. Después de unos minutos, una botarga de conejo hizo su aparición al ritmo de “Hey oh, let’s go” de The Ramones, encendiendo los ánimos y preparando el terreno para la entrada de la banda.
Con fuegos artificiales y la energía característica de Tré Cool, quien sorprendió al público aventando sus baquetas, el espectáculo dio inicio oficial. Desde ese momento, la conexión con los 70 mil asistentes fue total, a pesar de los empujones y jaloneos típicos entre quienes intentaban acercarse más al escenario.
El vocalista Billie Joe Armstrong brilló no solo por su talento, sino también por su carisma y espontaneidad. Entre bailes, risas y gritos al estilo de Freddie Mercury que el público respondió al unísono, Billie capturó la esencia de la noche. Un simple “¡Viva México!” bastó para desatar la euforia de los presentes, seguido de un grito ranchero que reforzó la conexión entre la banda y sus fans.
Sin embargo, el frenesí llegó a tal nivel que Armstrong tuvo que pausar el concierto para cuidar a las personas en las primeras filas, demostrando su compromiso con la seguridad de sus seguidores. “Queremos que todos estemos bien, venimos a divertirnos”, dijo mientras supervisaba que todos estuvieran a salvo.
La noche estuvo llena de momentos únicos, como cuando Billie invitó al escenario a una fan para abrazarla, generando envidia entre el público que pedía el mismo trato. Más tarde, durante “Boulevard of Broken Dreams”, cedió el micrófono a otra seguidora, quien con nervios y emoción interpretó un segmento del coro frente a la multitud.
Para despedirse, Green Day interpretó “21 Guns”, logrando que el público moviera sus manos de lado a lado en sincronía con la banda. Con luces estroboscópicas y una atmósfera cargada de emoción, los músicos se despidieron dejando una huella imborrable en el festival.
Green Day demostró por qué sigue siendo una de las bandas más queridas a nivel mundial, entregándose por completo en cada canción y creando una conexión única con su audiencia. Sin duda, una noche que será recordada como una de las mejores del Corona Capital.