El padre Gustavo Tapia, rector de la Diócesis de Matehuala, un hombre cuya vocación sacerdotal floreció desde su más tierna infancia, celebrará en octubre 31 años de servicio a la Iglesia. Su camino comenzó como monaguillo cuando cursaba la primaria en su natal Villa de Reyes, un pequeño pueblo en aquel entonces. Allí, la figura del sacerdote Fortino Pérez caló hondo en su joven espíritu, admirando su personalidad y la manera en que conectaba con la gente.
Ordenado el 12 de octubre de 1994, el padre Tapia inició su ministerio en la Diócesis de San Luis Potosí, antes de que Matehuala se erigiera como diócesis independiente. Su trayectoria lo ha llevado por diversos rincones del estado, dejando una huella en cada comunidad: Moctezuma; la Iglesia de San Miguelito en San Luis Potosí capital; Matehuala, cuando la Catedral era aún la Parroquia de la Inmaculada Concepción; Pozas de Santa Ana, municipio de Guadalcázar; de regreso a Matehuala, donde sirvió por nueve años en la iglesia de la colonia República; el Santuario de Guadalupe en Matehuala; Guadalcázar; Santo Domingo… Son algunos de los lugares que han visto al padre Gustavo Tapia como un sacerdote querido y admirado por su forma de conectar con los feligreses.
Durante su estancia en Santo Domingo, el padre Tapia enfrentó un desafío de salud que lo mantuvo alejado de sus actividades durante un año. Sin embargo, su fe y determinación lo trajeron de vuelta, reincorporándose en Real de Catorce, para luego regresar a Matehuala, donde está próximo a cumplir cuatro años más de servicio.
Uno de los recuerdos más preciados del padre Tapia es su primera misa en Villa de Reyes. En aquel día tan especial, una banda musical, a quienes había conocido trabajando en el campo, lo acompañó, marchando detrás de él mientras invitaba a los transeúntes a unirse a la celebración. La misa, oficiada en el jardín de Villa de Reyes, fue un rotundo éxito, con el lugar repleto de feligreses que respondieron con entusiasmo a su invitación.
A lo largo de su ministerio, el padre Tapia ha observado las particularidades culturales de la fe en San Luis Potosí. En el sur del estado, en municipios como Villa de Reyes, Villa de Zaragoza y Santa María del Río, la gente se distingue por su calidez y una participación muy activa en los eventos religiosos. En contraste, hacia el norte, como en Matehuala, la cultura es diferente: la gente es más reservada, lo que influye en cómo se viven las fiestas patronales. A pesar de estas diferencias, el padre Tapia se siente profundamente querido por todas las comunidades que ha tenido el privilegio de acompañar.
Con una vida dedicada al servicio, el padre Tapia comparte un mensaje inspirador para la juventud: “Sean auténticos”. Si sienten el deseo de servir a través del sacerdocio, los anima a seguir esa vocación. Y para aquellos que no están tan cerca de la Iglesia, extiende una cordial invitación, recordándoles que la labor eclesiástica siempre necesita colaboradores.