Los valores y normas sociales de Japón hacen que allí los niños reciban una crianza encaminada a la obediencia. Te contamos por qué.
Japón tiene un método de crianza único que hace que los niños desde pequeños desarrollen valores como el respeto a los padres. Allá, los niños son comparados con una planta que requiere cuidado, alimento, entrenamiento y poda para crecer adecuadamente.
Los niños aprenden que deben ser guiados por sus padres para llegar al éxito. Se les inculca la obediencia, la empatía y el deber. Quizá lo único que no me gusta de este método es que se les alienta a no exhibir sus emociones.
Las mamás son quienes determinan la educación e incluso el futuro profesional que los niños seguirán. Ellas son quienes deciden dónde van los niños, qué van a comer, qué van a usar y qué actividades realizarán. Contratar niñeras o ir “a solas” con la pareja son cosas mal vistas.
La relación con la madre es tan cercana que duermen juntos y ellas cargan todo el tiempo a sus bebés, usan una especie de cangurera llamada onbuhimo. Las mamás crían con amor, nada de regaños, nada de rigurosidad, educan de forma sutil.
La crianza de la madre se basa en el principio «ikuji» (cuando el niño es «primero dios y luego criado»), el cual dice que a un niño menor de 5 años se le permite todo. No es para malcriarlos, sino para crear en el niño la noción de «Soy bueno y soy querido».
Los papás son los que se encargan de exigir el cumplimiento de las responsabilidades de los hijos, mediante el uso de las órdenes y el castigo. Japón tiene una cultura muy estricta donde el cumplimiento de las reglas es muy importante, pero siempre anteponiendo el amor.
Esta actitud ayuda a formar «amae», es decir, «una dependencia del amor de tus seres queridos» o, en otras palabras, apego. «Amae» es la base de la relación entre los niños y los padres. Esto significa que los niños pueden contar plenamente con sus padres y su amor, y los ancianos, recibir lo mismo de sus hijos adultos.
A los niños japoneses desde muy pequeños se les asignan tareas y responsabilidades (vestirse, bañarse, levantar sus cosas). Conforme crecen aumentan sus labores.
La idea de los padres es que los hijos se conviertan en personas autosuficientes, capaces de resolver conflictos y hacer de todo, desde cocinar, hasta reparaciones y más tareas del hogar.
Un niño japonés a los 12 años lava su ropa solo, la seca, la guarda, sabe hacer comida sencilla, pero completa y puede hacer pequeños emprendimientos (ayudando a los vecinos o vendiendo cosas), para así ganar dinero honestamente. También se les enseña a gastar con prudencia.
Los japoneses basan su educación en todos los niveles a través de inculcar valores.
La empatía es una enseñanza fundamental. Se les inculca a los niños que todas sus acciones impactan en la armonía de la sociedad, los sentimientos de los demás e incluso los sentimientos de animales y objetos.
Los padres saben que deben transmitir valores por medio del ejemplo.
Independientemente de la escuela, los niños deben formar parte de grupos extra escolares, algún deporte, actividad cultural o club para aprender a trabajar en conjunto y a cooperar.
Las tareas diarias que se les asigna son establecidas en un tiempo determinado, ellos no pueden tomarse mucho tiempo para hacerlas, sino basándose en el tiempo que fijaron sus padres.
En Japón se evita usar palabras negativas con los hijos. Se tiene muy claro que frases como “no sirves para nada”, “eres muy tonto”, puede influir de forma dañina en la personalidad de los hijos, así que las evitan al máximo.
En la escuela no solo se enseñan materias tradicionales sino disciplinas que tienen que ver con el entorno, la naturaleza, los buenos modales, el respeto y la mentalidad triunfadora. Se les mentaliza para pensar siempre en positivo.
Estas son algunos hábitos que los padres japoneses tienen desde hace milenios y que forman parte del día a día en la crianza:
Comer en familia: Es un momento de unión y respeto. Nada de que cada quien en su cuarto
Evita tratar a tus hijos como si fueran de la realeza: No le des comodidades de más a tu hijo.
En Japón, los niños son parte de pequeños grupos (deportivos, culturales, clubes en la escuela o fuera de esta), que hacen hincapié en la importancia de la cooperación y la armonía.
La presión social de estos grupos actúa como agentes normativos, exigiendo indirectamente el cumplimiento, y enseñando a los niños el comportamiento y obediencia apropiados.
Evita ser sobreprotector con tu hijo, deja que fracase cuando sea necesario
No le resuelvas sus problemas. Del sufrimiento tendrá aprendizaje.
Asigna tareas para tus hijos diariamente, ya sea extra escolares o del hogar. Fija un tiempo específico y justo para cada una.
Cómprale menos cosas materiales y regálale más tiempo.