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El Jergas: la leyenda del espíritu minero que ronda el Altiplano

Su especialidad es confundir a los mineros: los conduce por pasajes secretos prometiéndoles ricas vetas de mineral

En el corazón del altiplano vive una de sus leyendas más arraigadas: El Jergas. Este espíritu benefactor, temido y respetado a la vez, es conocido por habitar las minas, donde se esconde en túneles invisibles cargados de oro y plata. Según la tradición oral, El Jergas suele aparecerse a un minero solitario bajo la apariencia de un ingeniero minero, ataviado con traje, botas y casco con lámpara de carburo. Habla con tal autoridad y seguridad que quien lo escucha rara vez sospecha que se trata de una aparición. Aun si el trabajador recuerda la leyenda, es incapaz de desobedecer sus instrucciones.

Su especialidad es confundir a los mineros: los conduce por pasajes secretos prometiéndoles ricas vetas de mineral. A veces, tras largas excavaciones, no se encuentra nada; otras, se descubren vetas valiosas o, de forma inexplicable, aparecen pepitas de oro o plata de gran pureza en los bolsillos del minero perdido. Sin embargo, el miedo persiste, pues El Jergas decide si recompensa o extravía sin dejar rastro. Para garantizar que encuentren al minero perdido, suele robarle algunas pertenencias y dejarlas como pistas en el camino de rescate.

La leyenda tomó fuerza antes del auge minero en San Luis Potosí, especialmente en Real de Catorce, cuando la demanda de metales preciosos para la Casa de la Moneda impulsó la minería. La figura de El Jergas influyó en las condiciones laborales, pues ningún minero se atrevía a internarse solo en los túneles por temor a encontrárselo. Aunque rara vez hace daño, la experiencia deja tal impresión que muchos abandonan el trabajo en la mina.

Su nombre proviene de su aspecto: un traje de minero cubierto de polvo y desgaste, como una jerga vieja. La leyenda asegura que no solo los mineros pueden verlo; cualquiera podría cruzarse con su silueta en la entrada de una mina, en pasillos como el túnel del Ograrrio de Real de Catorce o incluso en los montes cercanos y el cementerio del pueblo.

En cada población minera potosina hay relatos de ancianos que mantienen viva la historia de «El Jergas», quien sigue siendo parte del imaginario local. Así que, si alguna vez visitas un pueblo minero de San Luis Potosí y pasas por el Túnel del Ograrrio, abre bien los ojos: tal vez veas la luz de su lámpara guiándote… o perdiéndote.