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Juguetes diabólicos, historias tan realistas que resultan aterradoras 

Historias aterradoras sobre muñecos diabólicos y poseídos por entes malignos que, para muchos podría tratarse tan solo de “mitos y leyendas”, sin embargo, muchas de estas son tan realistas que es difícil creer que son falsas, juguetes con los que no te conviene jugar. 

Annabelle 

La escalofriante historia de esta muñeca, que fue la inspiración de la exitosa trilogía de “Annabelle“, spin-off de la película The Conjurin, ocurrió en 1970 cuando una mujer decidió regalarle a su hija Donna, una estudiante de enfermería, una muñeca de trapo de la marca estadounidense Raggedy Ann Doll, muy populares en esa época. 

Tras recibir el regalo de su madre, Donna comenzó a notar con el paso de los días que la muñeca aparecía en una posición diferente a como la había dejado, y posteriormente aparecía en otras habitaciones de su casa, donde vivía junto a otras compañeras de escuela. 

Los fenómenos paranormales en la casa de Donna se fueron incrementando hasta el punto en que Lou, un compañero de las chicas que habitualmente dormía en su casa relató que la muñeca intentó estrangularlo mientras dormía. 

Enseguida, Donna y otras compañeras de piso contactaron a una médium para intentar averiguar por qué ocurrían cosas extrañas con la muñeca, por lo que una mujer acudió a la casa y les dijo que en la muñeca habitaba el espíritu de una niña de 7 años llamada Annabelle Higgins y que presuntamente la menor había fallecido en el lugar. 

Después de otros extraños sucesos, Donna contactó a los Warren, la famosa pareja que se dedica a tratar sucesos paranormales, quienes terminaron llevándose a la muñeca poseída a su museo paranormal “Museo de lo Oculto de Ed y Lorraine Warren”, en Conneticut, Estados Unidos, para evitar que siguiera haciendo daño. 

Tras la investigación de los famosos demonólogos, llegaron a la conclusión de que la muñeca no estaba poseída por el espíritu de la niña, sino por una entidad demoniaca. 

Actualmente, Annabelle se encuentra en una caja de madera sellada y un sacerdote acuda al lugar 2 veces al mes para rociar agua bendita sobre la diabólica muñeca. 

Okiku 

La historia de Okiku comienza en 1918 en Japón, cuando el hermano de la protagonista, también llamada Okiku, le trajo esta muñeca por sorpresa un día con la intención de alegrarla debido a que se encontraba muy enferma y débil. 

La menor se hizo muy cercana a su “nueva amiga”, con la que pasaría sus últimos días de vida, pues tubo una muerte temprana. 

La familia desconsolada mantuvo a la muñeca en casa para tener vivo el recuerdo de la niña, pero luego de un tiempo empezaron a suceder cosas inexplicables: el cabello de Okiku cambió de color y empezó a crecer. Esto hizo creer a los padres que el espíritu de su hija estaba en la muñeca japonesa. 

La familia se mudó en el año 1938 y decidieron llevar esta muñeca a un templo donde podrían encargarse de ella y cuidarla, puesto que para la familia seguía siendo un símbolo importante porque representaba aún el espíritu de su hija.

Los monjes se encargaron de cortarle el pelo todos los días y de ponerla en un sitito privilegiado dentro del templo. Algunos dicen que los labios se le están entreabriendo y sus ojos parecen ser reales. Muchos piensan que se trata de un suceso paranormal, sin embargo, actualmente este caso sigue siendo un misterio sin resolver. 

Robert 

La historia de este muñeco, quien fue la inspiración para “Chucky“, el muñeco maldito, comienza en 1906 cuando fue regalado a un pequeño niño llamado Gene Otto que vivía con sus padres en Key West, Florida, por parte de una de las empleadas de la casa, originaria de Bahamas, quien al parecer practicaba magia negra y vudú 

En los primeros días de convivencia con el marinero, los padres de Gene lo escuchaban hablar solo en su habitación. El niño les dijo que platicaba con el muñeco durante gran parte del día, lo que los empezó a preocupar. 

Lo terrorífico inicia cuando vecinos aseguraban que había movimiento en la casa cuando la familia no se encontraba en ella y entre otras cosas, atestiguaban que Robert se asomaba por las ventanas de la vivienda. 

Pero esto no era todo, pues al corto tiempo, Gene empezó a tener aterradoras pesadillas que tenían como protagonista al juguete que se movía solo, además, sus padres notaron que algunas cosas se movían, que se escuchaban pasos por la noche y que su pequeño tenía moretones por todo su cuerpo. 

Desde entonces, el muñeco fue separado del niño y escondido en el ático, 20 años después lo sacaron cubierto del polvo y empezaron a suceder de nuevo extraños sucesos en la casa; se escuchaban pasos, voces y el muñeco cambiaba de lugar. 

El muñeco siempre vivió en esa casa y aterrorizaba a cada una de las personas que empezaban a vivir allí. A pesar de no ser un espíritu diabólico, sí tenía una personalidad envidiosa y egoísta. 

Finalmente, el muñeco fue trasladado al museo Martello Gallery-Key West Art and Historical Museum, en Florida, donde se encuentra actualmente. 

Los trabajadores del lugar afirman que en ocasiones, Robert se vuelve más activo, se escuchan golpeteos en el vidrio en el que se encuentra e incluso aseguran que cambia de posición con frecuencia. 

Joliet 

La historia se esta muñeca maldita se remonta a cuatro generaciones atrás. Su actual propietaria Anna G. la heredó de su madre, esta de su abuela y la abuela de su madre. 

Según la leyenda que rodea a esta muñeca, cada hija de la familia que la hereda carga con la maldición de tener dos hijos: un niño y una niña. El varón morirá a los tres días de haber nacido y supuestamente su alma pasa a formar parte de la muñeca, la cual será cedida a la niña, la hermana del niño fallecido como herencia. 

Una vez que muere el niño empiezan a ocurrir fenómenos extraños en la casa. Anna G. relata que en su casa se escuchan voces y llantos de niños que nadie sabe de dónde provienen, así como pasos y ruidos extraños durante las noches. 

Te preguntarás, ¿por qué los padres permiten que esta muñeca maldita pase a sus hijas? La razón es porque creen que las almas de sus seres queridos están atrapadas dentro de la muñeca, por lo que prefieren perder a un niño que a sus propias almas.