Las alergias inhalatorias, las más comunes entre la población, pueden surgir en cualquier momento del año, frecuentemente agravadas por los cambios estacionales. Sin embargo, el incremento en la automedicación con antihistamínicos para mitigar estos efectos ha despertado preocupaciones entre los expertos en salud.
Nohemí Salinas Jazmín, de la Facultad de Medicina de la UNAM, advierte sobre los peligros de la automedicación. “Los antihistamínicos ayudan a controlar los síntomas de las enfermedades alérgicas, pero si los síntomas persisten, es esencial consultar a un médico para descartar otros problemas de salud y obtener el tratamiento adecuado según los síntomas y su duración. Por lo tanto, mi principal recomendación es evitar la automedicación, excepto en situaciones de emergencia”, explicó Salinas.
Los antihistamínicos, que buscan neutralizar la histamina (una sustancia química presente en múltiples tejidos y almacenada en células especializadas como los mastocitos y en ciertos glóbulos blancos llamados basófilos), están disponibles en formas orales, tópicas y parenterales. Se clasifican en tres generaciones, cada una con características distintas:
- Primera generación: Bloquean la unión de histamina en el cerebro y la médula espinal. Utilizados principalmente en reacciones alérgicas graves. Ejemplos incluyen prometazina y difenhidramina.
- Segunda generación: Actúan en tejidos periféricos y son de rápida eliminación por el organismo, adecuados para tratar urticaria y rinitis alérgica. Ejemplos incluyen loratadina y cetirizina.
- Tercera generación: Derivados de modificaciones de antihistamínicos de segunda generación y debatidos como una categoría distinta. Incluyen la levocetirizina y la desloratadina.
A pesar de ser medicamentos de venta libre, Salinas Jazmín sugiere que las personas con alergias recurrentes acudan al médico. Un profesional de la salud podrá prescribir el antihistamínico más adecuado, ajustar la dosis y la forma de administración, e informar sobre efectos secundarios y consideraciones adicionales, como la salud renal y hepática.
El mensaje es claro: la automedicación puede ocultar patologías subyacentes y complicar el diagnóstico y tratamiento adecuados. Ante síntomas persistentes de alergias, la consulta médica es indispensable para asegurar la salud y el bienestar a largo plazo.