Hace años, el mundo del cine fue testigo de uno de los fenómenos más intrigantes y perturbadores: El Proyecto de la Bruja de Blair. La película, que aparentemente documentaba la investigación de tres jóvenes desaparecidos en los bosques de Maryland, dejó una marca imborrable en el género de terror y en la mente de millones de espectadores en todo el mundo.
Los primeros promocionales de la película causaron un revuelo considerable, sumiendo a muchos en un estado de nerviosismo y ansiedad ante la perspectiva de adentrarse en una historia que parecía real. Recortes de periódicos, reportes policiales y segmentos noticiosos contribuyeron a la sensación de autenticidad que rodeaba al proyecto, alimentando el miedo y la fascinación del público.
Sin embargo, apenas unos días después, la verdad salió a la luz: los directores Daniel Myrick y Eduardo Sánchez habían concebido una campaña publicitaria magistral que desató el terror mucho antes del estreno de la película. Filmaciones en el bosque, encuentros con supuestas apariciones de la bruja y la desaparición misteriosa de los protagonistas fueron cuidadosamente orquestados para mantener viva la ilusión de que la historia era genuina.
El resultado fue un éxito rotundo. La campaña publicitaria fue tan efectiva que incluso después de revelada la verdad, muchos continúan creyendo en la autenticidad del caso y en la existencia de la bruja de Blair. La habilidad de Myrick y Sánchez para manipular la percepción del público y crear una experiencia cinematográfica inolvidable sigue siendo admirada en la industria del entretenimiento hasta el día de hoy.