En Toluca, una escalofriante leyenda urbana ha perdurado a lo largo de los años. Su origen se remonta a la década de 1980, cuando un autobús que viajaba por una carretera nocturna desapareció misteriosamente sin llegar a su destino. Este suceso real dio pie a diversas versiones que aún hoy se siguen contando.
Según la leyenda, en una antigua y peligrosa carretera que conectaba Toluca con Ixtapan de la Sal, un autobús emprendió su viaje de madrugada rumbo a Toluca. Todo transcurría con normalidad hasta que comenzó a llover, complicando la travesía por las curvas cerradas y un estrecho puente donde solo cabía un vehículo a la vez.
De repente, el autobús comenzó a acelerar de manera inesperada. El conductor, alarmado, intentó frenar, pero los frenos fallaron. En cuestión de segundos, el vehículo perdió el control y se precipitó al vacío, estrellándose y estallando en llamas. No hubo sobrevivientes. Aquel fatídico autobús era el número 40, y desde entonces, su historia quedó grabada en el imaginario colectivo.
Los lugareños aseguran que si viajas por esa carretera durante la madrugada y esperas un autobús, podrías encontrarte con el temido autobús 40. Si decides subir, hay dos reglas que jamás debes romper: no hables durante el trayecto y, antes de bajar, nunca mires hacia atrás. Quienes han desafiado estas advertencias, dicen, no vivieron para contarlo.