En el tramo de la carretera 57 que conecta Matehuala con San Luis Potosí, circula una historia que ha estremecido a conductores y viajeros nocturnos durante décadas. Se habla de una misteriosa mujer vestida completamente de blanco, cuya aparición ha sido reportada principalmente por traileros que transitan solos por la carretera, aunque no se limita a ellos. Su presencia es inquietante y, al mismo tiempo, hipnótica, una silueta solitaria caminando por la brecha en dirección a un pequeño rancho, apenas visible en medio de la oscuridad, donde vivían sus padres.
Los relatos coinciden en ciertos detalles, al descender por las empinadas pendientes del camino, los conductores sienten la necesidad instintiva de reducir la velocidad. Una sensación de frío o de alerta los envuelve, y es entonces cuando la figura aparece. La mujer se acerca con paso lento y mirada vacía, pidiendo ser llevada hasta su hogar. Muchos describen que la luz que proviene del rancho es tenue, como un farol apagado que apenas dibuja las sombras de la casa entre la neblina de la carretera.
Algunos conductores aseguran que, a pesar de aceptar llevarla, al mirar hacia atrás, la mujer desaparece del asiento trasero sin dejar rastro. Otros intentan regresar al lugar para verificar la existencia del rancho y preguntarle al dueño por la joven. En esos casos, un hombre sale al encuentro y revela un hecho que hiela la sangre, la mujer que solicitó ayuda murió años atrás en un accidente en esa misma carretera y nunca llegó a su destino final.
Se cuenta que su espíritu quedó atrapado entre los caminos, vagando eternamente por la carretera que la separó de su hogar. No solo los traileros han tenido encuentros, sino también automovilistas y personas que viajan solas durante la noche. La sensación que deja es indescriptible, una mezcla de tristeza, miedo y asombro, como si la carretera misma guardara memoria de la tragedia.
Existen versiones que aseguran que, si se intenta hablar con ella, la figura se mantiene muda, o que su voz, si se escucha, suena lejana y fantasmal. Algunos aseguran que el ambiente se vuelve gélido, con un silencio pesado que cubre toda la zona, interrumpido únicamente por el sonido del motor del vehículo o de los propios pasos de la mujer sobre la tierra.
Con el tiempo, la leyenda ha crecido, transmitida de boca en boca entre choferes y viajeros nocturnos, convirtiéndose en un relato que mezcla advertencia y misterio. La mujer de blanco de la carretera 57 se ha convertido en un símbolo del peligro que acecha en los caminos solitarios, pero también en un recuerdo perpetuo de aquellos que no pudieron completar su viaje, dejando su espíritu atrapado entre la vida y la muerte.





