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Manjares de temporada: Pan de muerto

Su aroma, suavidad y decoración característica lo convierten en un símbolo de tradición y cariño que une a las familias en esta celebración

El pan de muerto es un ícono de la gastronomía mexicana, preparado especialmente para honrar a nuestros seres queridos durante el Día de Muertos. Su aroma, suavidad y decoración característica lo convierten en un símbolo de tradición y cariño que une a las familias en esta celebración. A continuación, te comparto una receta clásica para que puedas disfrutarlo en casa.

Ingredientes:

  • 500 g de harina de trigo
  • 100 g de azúcar
  • 100 g de mantequilla a temperatura ambiente
  • 4 huevos
  • 20 g de levadura fresca (o 7 g de levadura seca)
  • 100 ml de leche tibia
  • Ralladura de 1 naranja
  • 1 cucharadita de esencia de azahar (opcional)
  • 1 pizca de sal
  • Azúcar extra para decorar
  • Mantequilla derretida para barnizar

Preparación:

  1. Activar la levadura:
    Disolver la levadura en la leche tibia con una cucharadita de azúcar y dejar reposar 10 minutos hasta que haga espuma.
  2. Mezclar ingredientes secos:
    En un recipiente grande, colocar la harina, el azúcar, la pizca de sal y la ralladura de naranja.
  3. Agregar los líquidos:
    Hacer un hueco en el centro y añadir los huevos, la mantequilla y la esencia de azahar. Incorporar poco a poco la leche con levadura.
  4. Amasar:
    Amasar durante 10-15 minutos hasta obtener una masa suave, elástica y ligeramente pegajosa.
  5. Primer levado:
    Formar una bola con la masa y cubrir con un paño. Dejar reposar en un lugar cálido durante 1-2 horas, hasta que doble su tamaño.
  6. Formar los panes:
    Separar un poco de masa para hacer los “huesitos” decorativos. Formar una bola con el resto para el cuerpo del pan y colocar los “huesitos” cruzados encima, junto con una bolita en el centro.
  7. Segundo levado:
    Dejar reposar los panes formados 30-40 minutos.
  8. Hornear:
    Precalentar el horno a 180°C y hornear 25-30 minutos, hasta que estén dorados.
  9. Barnizar y decorar:
    Sacar del horno y mientras aún están calientes, pincelar con mantequilla derretida y espolvorear azúcar.

Disfrutar de un pan de muerto recién hecho es mucho más que saborear un dulce; es mantener viva una tradición, recordar a quienes ya no están y compartir momentos de unión con la familia. Este pan, aromático y suave, es la forma perfecta de celebrar la memoria y el cariño que nos conecta con nuestras raíces.