La refrigeración es uno de los métodos más comunes para prolongar el tiempo de vida de los alimentos. Sin embargo, para garantizar que la comida se encuentre en buen estado es necesario cuidar una serie de detalles como la temperatura y el modo de almacenamiento. De ahí que meter ollas o cazuelas con alimentos directo al refrigerador no sea lo más recomendable.
¿Por qué?
Las ollas o cazuelas no son adecuadas para las condiciones de conservación de la comida en el refrigerador por los materiales con los que están hechas, asegura el sitio Enséñame de ciencia.
Según la publicación, la mayoría de los utensilios de cocina están hechos de aluminio que, dentro de la nevera, en conjunto con la sal (agente corrosivo) de los guisados y la humedad, propicia una aceleración en el proceso de oxidación.
La oxidación del aluminio genera liberación de pequeñas cantidades de metal que contaminan los alimentos y pueden ser causantes de severas consecuencias médicas, como:
- Intoxicación
- Daños cerebrales
- Daños renales
- Daños hepáticos
A esto se suma la modificación en los olores, colores y sabores de la comida, lo cual ocurre porque las ollas o cazuelas no cierran bien permitiendo la entrada de oxígeno.
Otras desventajas de guardar comida en cazuelas dentro de la nevera es que la duración de los trastes disminuye debido al proceso de oxidación. Así como que es poco estético por la cantidad de espacio que ocupan, lo que puede llevar a amontonar los alimentos del refrigerador y provocar que no se refrigeren adecuadamente e influyendo en su durabilidad.
La manera correcta de conservar la comida en refrigeración, según la publicación, es vaciarla aún caliente en refractarios de vidrio o plástico, completamente secos, esperar a que se enfríen o entibien a temperatura ambiente, para posteriormente taparlos y meterlos en la nevera.