La Rosca de Reyes es una tradición que tiene sus raíces en la Edad Media, alrededor del siglo XIV, en países europeos como Francia y España. Durante la conquista, esta costumbre llegó a México, donde se ha mantenido como una parte fundamental de las celebraciones del 6 de enero.
La rosca se caracteriza por su forma circular, que simboliza el amor eterno de Dios, sin principio ni fin. Además, está adornada con frutas secas cristalizadas que representan las joyas incrustadas en las coronas de los Reyes Magos. En su interior se esconde una pequeña figura del Niño Jesús, cuyo hallazgo trae consigo el compromiso de cuidarlo hasta el 2 de febrero, fecha en que se celebra el Día de la Candelaria.
La tradición está vinculada a la historia de los Reyes Magos: Melchor, Gaspar y Baltazar. Estos sabios, montados en un camello, un caballo y un elefante, viajaron desde Oriente hasta Jerusalén guiados por una estrella, con el propósito de adorar al Niño Jesús. Le llevaron tres ofrendas: oro, incienso y mirra. Este encuentro, conocido como epifanía, es lo que simboliza la Rosca de Reyes.
En México, la madrugada del 6 de enero también es esperada con entusiasmo por los niños, quienes reciben regalos que los Reyes Magos dejan en sus casas, en representación de los obsequios entregados al Niño Jesús. De esta manera, la Rosca de Reyes no solo conserva un profundo significado religioso, sino que también es una tradición que fomenta la unión familiar y la convivencia.