Si tu perro huye, se esconde o se pone nervioso al escuchar la palabra «baño», no estás solo. Esta es una reacción común entre muchos canes, incluso entre aquellos que disfrutan nadar alegremente en ríos o albercas. Pero, ¿por qué el baño doméstico genera tanto rechazo?
Aunque no podamos preguntárselo directamente, las reacciones de los perros lo dicen todo: desde una ligera incomodidad hasta un comportamiento de pánico. No obstante, es importante subrayar que bañar a tu perro no es un acto cruel, sino una parte fundamental del cuidado y la salud de cualquier mascota. Un baño adecuado elimina suciedad, polvo y parásitos, y previene infecciones cutáneas. En razas de pelo largo, además, ayuda a evitar enredos dolorosos que pueden causar molestias severas.
Los motivos detrás del rechazo al baño son variados, pero hay factores comunes. Uno de los más frecuentes es que los perros asocian el baño con una experiencia negativa, como el agua muy caliente, resbalones, jabón en los ojos o un entorno ruidoso. Otros sienten ansiedad por quedarse atrapados sin una vía de escape. También influye si no se les acostumbró al baño desde cachorros, haciendo que lo vean como algo extraño y amenazante.
Además, los perros son altamente sensibles a las emociones humanas. Si el tutor está tenso o frustrado, el animal también lo estará. En el caso de perros rescatados, es posible que hayan tenido malas experiencias previas, y que el simple acto de bañarlos despierte recuerdos estresantes. Entender estas razones es clave para transformar el baño en una rutina más amigable. La paciencia, el refuerzo positivo y generar un ambiente tranquilo pueden hacer la diferencia. Con tiempo y empatía, tu perro podría pasar de odiar el baño a simplemente tolerarlo.