¿Quién no ha sentido esa peculiar sensación de un aleteo en el abdomen al ver a la persona amada o al iniciar un nuevo romance? Las «mariposas en el estómago» se han convertido en una metáfora universal para describir los síntomas físicos del amor y la atracción. Pero, ¿cuál es la ciencia detrás de esta poética expresión?
La respuesta reside en la intrincada conexión entre nuestras emociones y nuestro sistema nervioso, particularmente el sistema nervioso simpático. Cuando nos sentimos atraídos por alguien, o anticipamos un encuentro romántico, nuestro cuerpo libera una serie de hormonas del estrés, como la adrenalina y el cortisol.
Estas hormonas preparan al cuerpo para una situación de «lucha o huida», aunque en este caso, la «amenaza» es más bien una emoción intensa y emocionante. La adrenalina, en particular, provoca una serie de cambios fisiológicos que se manifiestan como esas «mariposas»:
- Redistribución del flujo sanguíneo: La sangre se desvía de los órganos menos esenciales para la supervivencia inmediata, como el sistema digestivo, hacia los músculos. Esta disminución del flujo sanguíneo en el estómago y los intestinos puede generar una sensación de vacío o cosquilleo.
- Aumento del ritmo cardíaco: El corazón late más rápido, bombeando más sangre y oxígeno a los músculos, lo que puede contribuir a la sensación de agitación interna.
- Tensión muscular: Los músculos se tensan en preparación para la acción, y esta tensión puede sentirse en el abdomen.
- Activación del nervio vago: El nervio vago, que conecta el cerebro con el tracto gastrointestinal, es altamente sensible a las emociones. La excitación y la ansiedad pueden estimular este nervio, provocando sensaciones inusuales en el estómago.
Además, el sistema digestivo posee su propio «cerebro» o sistema nervioso entérico, compuesto por millones de neuronas que recubren el tracto gastrointestinal. Este sistema es sorprendentemente autónomo y está en constante comunicación con el cerebro, lo que explica por qué las emociones fuertes tienen un impacto tan directo en nuestro estómago.
Así, las «mariposas en el estómago» no son una invención poética sin fundamento, sino una manifestación real de la compleja interacción entre nuestras emociones, hormonas y sistema nervioso. Es el recordatorio biológico de que el amor, en sus primeras etapas, es una experiencia tan emocionante y poderosa que literalmente nos pone el cuerpo en alerta, listo para el vuelo.