Roncamos cuando el flujo de aire que entra por la nariz o la boca se ve parcialmente obstruido durante el sueño. Esa obstrucción hace que los tejidos de la garganta vibren, produciendo el sonido característico del ronquido.
Causas más comunes:
Relajación muscular durante el sueño: los músculos de la lengua y el paladar blando se relajan demasiado, estrechando las vías respiratorias.
Congestión nasal o desviación del tabique: dificultan la entrada de aire.
Sobrepeso: el exceso de tejido en cuello o garganta puede presionar las vías respiratorias.
Posición al dormir: dormir boca arriba favorece que la lengua caiga hacia atrás y bloquee el paso del aire.
Consumo de alcohol o sedantes: relajan en exceso los músculos de la vía aérea.
Apnea del sueño: cuando los ronquidos se acompañan de pausas en la respiración, somnolencia diurna o cansancio, puede tratarse de este trastorno serio que requiere atención médica.
Qué puedes hacer:
Mantén un peso saludable.
Evita el alcohol antes de dormir.
Duerme de lado.
Usa humidificador si el ambiente es muy seco.
Si los ronquidos son fuertes o frecuentes, consulta con un médico para descartar apnea del sueño