Un infarto es la necrosis o muerte de las células del corazón debido a un riego sanguíneo insuficiente causado por la obstrucción de alguna de sus arterias. Cuando el flujo sanguíneo se bloquea, el corazón sufre por la falta de oxígeno y las células afectadas mueren.
En la mayoría de los casos, el infarto del miocardio ocurre debido al bloqueo de las arterias coronarias por una sustancia llamada placa ateroesclerótica, que consiste principalmente en colesterol y otras células inflamatorias. Estas placas ateroscleróticas pueden generar la formación de coágulos de sangre que obstruyen el flujo sanguíneo. Otra causa menos frecuente de infarto es un espasmo de la arteria coronaria, que cierra el paso de sangre hacia el corazón.
Los síntomas del infarto son cruciales para reconocer esta emergencia médica. El signo más común es un dolor torácico intenso, que puede irradiar hacia áreas como los brazos, hombros, cuello, abdomen y espalda. Este dolor se describe como opresión o compresión y generalmente dura más de 15 minutos. Además, otros síntomas pueden incluir:
- Náuseas, indigestión, ardor de estómago o dolor abdominal.
- Falta de aire.
- Sudor frío.
- Fatiga.
- Aturdimiento o mareos repentinos.
¿Qué hacer en caso de infarto? Es crucial actuar rápidamente:
- Llama al número de emergencias de tu localidad o busca atención médica inmediata.
- No ignores los síntomas.
- Intenta conseguir una ambulancia que te transporte al hospital.
Recuerda que la rapidez en la atención aumenta las posibilidades de sobrevivir a un ataque cardíaco. Actuar con prontitud es fundamental para preservar la vida en esta situación crítica.
