La criogenia ha sido un tema recurrente tanto en la ciencia como en la ciencia ficción. La idea de conservar un cuerpo humano a temperaturas extremadamente bajas con la esperanza de revivirlo en el futuro ha capturado la imaginación de millones. Pero, la criogenia real dista mucho de las fantasías futuristas. Este ensayo explora qué es la criogenia, sus fundamentos científicos y qué tan avanzada está esta disciplina en la actualidad.
En términos científicos, la criogenia es el estudio y aplicación de temperaturas extremadamente bajas, generalmente por debajo de -150 °C. En el ámbito médico, este término se ha popularizado por su uso en la criopreservación, un proceso en el que células, tejidos e incluso organismos completos se congelan con el objetivo de conservar su estructura y funcionalidad para su posible uso futuro. Uno de los usos más exitosos de la criopreservación ha sido en la medicina reproductiva, especialmente en la congelación de esperma, óvulos y embriones.
Sin embargo, cuando hablamos de criogenia humana, nos referimos a un campo mucho más especulativo: la práctica de congelar cuerpos humanos (o solo cerebros) después de la muerte legal, con la esperanza de que, algún día, los avances médicos permitan revivirlos y curar la enfermedad que los llevó a fallecer. Actualmente, existen varias empresas, como Alcor Life Extension Foundation y Cryonics Institute, que ofrecen este servicio. El procedimiento implica enfriar rápidamente el cuerpo con nitrógeno líquido hasta alcanzar los -196 °C, luego de haber reemplazado la sangre por sustancias crioprotectoras que evitan la formación de cristales de hielo dañinos para las células.
Sin embargo, la criogenia humana todavía no es una ciencia madura, sino una apuesta tecnológica y filosófica. Hasta la fecha, no existe ningún caso documentado de un ser humano (ni siquiera un mamífero complejo) que haya sido criopreservado y luego revivido con éxito. Las principales barreras incluyen el daño celular durante el proceso de congelación y descongelación, la degradación del ADN y la complejidad del cerebro humano, que aún no comprendemos del todo. Incluso con avances como la vitrificación, una técnica que evita la formación de cristales de hielo, los desafíos son enormes.
Pese a esto, la criogenia continúa atrayendo a científicos, empresarios y visionarios. Algunos la consideran una «apuesta racional»: si la criopreservación tiene aunque sea una mínima posibilidad de éxito, podría ser una oportunidad para quienes ya no tienen opciones médicas en la actualidad. Por otro lado, muchos expertos la consideran pseudociencia, ya que no cumple con los principios básicos de reproducibilidad y evidencia empírica.