La migraña no es un simple dolor de cabeza; es una enfermedad neurológica que puede ser altamente incapacitante. Sin embargo, los expertos señalan que el control de esta condición es posible mediante una combinación de estrategias de autocuidado y tratamiento médico. La clave está en la constancia y la anticipación.
1. Actúa durante el ataque (tratamiento agudo)
El factor crucial es la rapidez. No esperes a que el dolor sea máximo.
- Toma la medicación temprano: Usa el medicamento recetado (triptanes o AINEs) al primer síntoma. Esto maximiza su eficacia.
- Busca un ambiente tranquilo: Aléjate de la luz y el ruido. Descansa en una habitación oscura y silenciosa.
- Aplica frío: Coloca una compresa fría o hielo en la frente o la nuca.
- Hidrátate: Bebe agua para evitar que la deshidratación empeore el dolor.
2. Estrategias de prevención diaria
La consistencia es clave para reducir la frecuencia de los episodios.
- Mantén un horario regular: El cerebro con migraña odia los cambios. Duerme y come a las mismas horas todos los días. Nunca te saltes comidas.
- Controla el estrés: Es un gran desencadenante. Practica técnicas de relajación o realiza ejercicio físico moderado y regular (caminata, natación) para reducir la tensión.
- Identifica tus detonantes: Usa un diario de cefaleas para saber qué alimentos (queso curado, vino tinto, chocolate) o situaciones las desencadenan en tu caso, y evítalos.
- Consulta a tu neurólogo: Si tienes más de cuatro ataques al mes, pregunta por el tratamiento preventivo, incluyendo nuevas opciones como los anticuerpos anti-CGRP, para reducir la intensidad y frecuencia de las crisis.
La migraña es controlable. No subestimes el poder de una rutina saludable combinada con la intervención médica oportuna.