Estoy seguro que por alguna vez te ha pasado por la mente la pregunta de, ¿a dónde vamos cuando morimos? Durante estos años de experiencia canalizando a seres queridos que han trascendido, los ángeles me han permitido sentir y ver diferentes escenarios de las almas que han dejado este mundo físico.
Cuando un ser querido se va, toda su energía que conformaba su alma y había tocado otras vidas, regresa a la fuente original, es por eso que pienso que cuando esto sucede, nosotros sentimos como un vacío como si algo fuera separado de nuestro cuerpo, pues esa energía está regresando a su hogar, el cuerpo físico que facilitó su llegada a nuestra vida.
En ese momento que es el último soplo de vida, acude el Arcángel Azrael, quien es el encargado de ayudarnos a elevar nuestra alma a ese espacio sin tiempo que permite procesar la evolución de nuestra experiencia terrenal.
Azrael es nombrado el «ángel de la muerte». Su nombre significa «aquel a quién Dios ayuda». Azrael es el que viene a su encuentro cuando está en su lecho de muerte y el que separa el alma del cuerpo. El ángel Azrael también ayuda a las personas que han perdido a sus seres queridos a superar el dolor y el sufrimiento.
Me gustaría comentarte que desde mi perspectiva, los seres queridos que mueren no son ángeles, pues han tenido una experiencia física y aunque ahora queda su esencia y su alma, siguen expresando sus emociones, sentimientos y consejos como lo hicieron en vida.
La mayoría, sino por decir que todos los seres queridos, han expresado que se encuentran en un espacio donde no hay dolor, la tristeza ha desaparecido y el sufrimiento parecía ser una ilusión, pues sus ángeles y seres de amor y luz los acompañan y ellos son los que les facilitan la comunicación con sus familiares y amigos, cerrando el puente del espíritu y el mundo físico.
El Caso de Luis
Recuerdo perfectamente el caso de un joven de 22 años quien murió asesinado y su familia quería saber cómo se encontraba su alma. Vinieron sus hermanos y su mamá a consulta y a los pocos minutos su presencia apareció, todos en la sala, sentimos su presencia.
Luis, me mostraba unas flores que sacaba del refrigerador, para mí no tenía sentido, pero hice el comentario a su familia. Inmediatamente su mamá entró en llanto y me dijo “es él. Porque le gustaba congelar las rosas”.
La sesión fue completamente amorosa, llena de perdón y sanación, expresó que le hubiera gustado vivir de una manera distinta para poder decir a sus seres queridos lo mucho que les amaba, ayudarlos a cumplir sus sueños y cumplir los de él.
Dijo que Dios, le había concedido la oportunidad de hacer un servicio espiritual y se quedaría cerca de sus seres queridos por un tiempo para acompañarlos en ese proceso de duelo y reparar un poco su dolor.
Al paso de los días, su mamá me envió un mensaje para decirme. “Aquello que nos dijo mi hijo, fue cierto, desde ese día que sanamos nuestra relación familiar y supimos que se quedaría con nosotros, me han sucedido pequeños milagros.
Aparecen personas que siempre me ayudan a solucionar mis asuntos de los que él se encargaba. Pero lo más sorprendente es cuando estaba desesperada pensando en quien podría ayudarme a montar mí cocina, tocó a la puerta un joven que me comentó que se había encontrado en la calle a una persona que le había dicho que yo necesitaba ayuda para un trabajo. Inmediatamente pensé que fue mi hijo, pues ese día por la mañana yo pensaba que no batallaría tanto si él estuviera aquí”.
Al igual que Luis, hay muchos seres queridos cerca de nosotros brindando su amor y su compañía, haciendo su servicio espiritual para poder seguir avanzando en su evolución.
Nuestros seres queridos pueden ya no estar en este mundo físico, pero abrázalos en tu mente puede que te estén acompañando en los momentos de confusión, pon atención, puede que alguien se esté acercando a brindarte un consejo tal como lo haría la persona que te gustaría estuviera aquí. Su servicio espiritual puede durar mucho tiempo, tómalo con amor y sin miedo.
ORACIÓN Al ARCÁNGEL AZRAEL:
«Arcángel Azrael, por favor, confórtame ahora.
Por favor, ayúdame a sanar.
Por favor, eleva mi corazón por encima de la pesadez y ayúdame a ser consciente de las bendiciones que ofrece esta situación.
Por favor ayúdame a dejar salir las lágrimas y a conectar con mi ser querido que está en el Cielo. Te pido que infundas de energía este encuentro para que yo pueda comunicarme claramente con (él/ o ella).
Sé que mi ser querido está cerca y que tú nos ves a los dos.
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