En un mundo donde las exigencias laborales, personales y sociales aumentan, el estrés se ha convertido en un problema común que afecta la salud física y mental. Sin embargo, los expertos señalan que con las herramientas adecuadas, es posible manejarlo y reducir sus efectos negativos.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), el estrés crónico puede contribuir a problemas como insomnio, presión arterial alta, ansiedad y debilitamiento del sistema inmunológico. Por ello, especialistas en psicología y medicina recomiendan adoptar hábitos que ayuden a mantenerlo bajo control.
Una de las estrategias más efectivas es la práctica regular de actividad física. El ejercicio libera endorfinas, sustancias naturales que mejoran el estado de ánimo y reducen la tensión. «Incluso una caminata diaria de 30 minutos puede marcar una gran diferencia», explica la Dra. Laura Sánchez, psicóloga clínica.
Otra técnica clave es la gestión del tiempo. Establecer prioridades, delegar tareas y aprender a decir «no» cuando sea necesario puede evitar la sobrecarga de responsabilidades. Además, técnicas de relajación como la meditación, la respiración profunda y el yoga han demostrado ser altamente efectivas para calmar la mente.
La alimentación también juega un papel importante. Consumir una dieta balanceada, rica en frutas, verduras y alimentos con omega-3, ayuda a mantener el equilibrio emocional. Por el contrario, el exceso de cafeína, azúcar y alimentos procesados puede empeorar los síntomas del estrés.
Finalmente, los expertos recalcan la importancia de mantener conexiones sociales significativas y buscar apoyo profesional si el estrés se vuelve abrumador. Pequeños cambios en la rutina pueden llevar a una vida más tranquila y saludable.