El cateterismo cardíaco, también conocido como estudio hemodinámico, es un procedimiento fundamental en la evaluación y tratamiento de diversas afecciones cardíacas. Consiste en la introducción de un catéter delgado y flexible en el lado derecho o izquierdo del corazón, generalmente desde la ingle o el brazo, según lo señalado por la Biblioteca Nacional de Medicina de los Estados Unidos.
Este procedimiento es crucial para abordar una amplia gama de problemas cardíacos y vasculares, como la obstrucción de las arterias, los latidos irregulares y la angina, como indican expertos de la Clínica Mayo. Además de diagnosticar, el cateterismo proporciona información valiosa sobre el músculo cardíaco, las válvulas y los vasos sanguíneos del corazón, permitiendo así la identificación precisa de la condición y la implementación de tratamientos específicos.
Durante el cateterismo, los médicos pueden evaluar la presión cardíaca y realizar intervenciones terapéuticas, como la dilatación de arterias estrechas. Incluso, en ciertos casos, se puede obtener muestras de tejido cardíaco para un análisis más detallado.
Si bien el cateterismo es comúnmente utilizado para tratar problemas cardíacos conocidos, también se emplea en situaciones donde se sospecha enfermedad arterial coronaria, enfermedad congénita del corazón, insuficiencia cardíaca, trastornos valvulares y enfermedad microvascular coronaria, según detalla la literatura médica.
A pesar de su complejidad, el cateterismo cardíaco se considera un procedimiento seguro, con un bajo riesgo de complicaciones. De hecho, según el Instituto Nacional del Corazón, los Pulmones y la Sangre de los Estados Unidos, puede llevarse a cabo simultáneamente con otras intervenciones cardíacas o cirugías, lo que subraya su versatilidad y utilidad en el ámbito médico.
