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Antros, la otra inseguridad

El pasado fin de semana en un antro de plaza Chapultepec hubo una riña con saldo de un muerto. El asunto se hizo viral porque los hechos, captados en video, circularon en redes sociales dejando al descubierto lo que se ha dado en llamar “la otra inseguridad” la de los antros. Se trata de establecimientos casi siempre impunes, que tienen padrinos poderosos.

Ir a un antro en San Luis Potosí, desde hace años, es arriesgar la vida pero a todo mundo le encanta sordearse mientras las víctimas no sean de casa.

El caso Karla Pontigo exhibió, durante el gobierno de Fernando Toranzo Fernandez, esta terrible situación. La joven fue cruelmente asesinada. En el crimen estaban implicados un hijo del ex mandatario y el dueño del bar de apellido Vasilakos.

A la fecha, la muerte de la edecán sigue impune pese que la Suprema Corte de Justicia de la Nacion ordenó reponer todo el proceso.

Lo que ocurrió la madrugada del domingo en el Jacksons Bar sirvió para dejar en claro que no hay controles de ninguna especie en los antros, bares, picaderos, cantinas, emborrachaderos, merenderos o como se les quiera llamar.

El hecho de que un cliente ingrese armado a cualquier establecimiento, deja ver que no hay controles mínimos de acceso, que cualquiera puede ingresar armas y accionarlas a la hora que le venga en gana.

Los antros de Plaza Chapultepec y los de la zona de Montes Apalaches, Plaza Guadalcazar y esas inmediaciones trabajan con la total complacencia de las autoridades.

Ya ni se diga los que operan en la carretera a México o los que dan servicio a la comunidad LGBTTI+, por cierto, muy habilidosos para abrir en cualquier local cuando les clausuran por hechos de sangre.

La historia de El Greco, por ejemplo, se cuece aparte, ya se las contaremos porque es verdaderamente escalofriante lo que se cuenta de lo que pasa en su interior.

Se trata de historias en las que los buscadores de placer pueden morir en el intento por explorar cuerpos ajenos en un cuarto oscuro o tener sexo oral con niños, sin pudor alguno, frente a decenas de desconocidos en busca de lo mismo.

Pero volviendo al tema de plaza Chapultepec esos antros tocaron fondo. Les vale recónditamente madre la autoridad y los vecinos. Por sus puras pistolotas instalaron bocinas en el exterior reventando todos los reglamentos, los oídos de los parroquianos y de los vecinos que se cansaron de pedirle a la autoridad que actuara.

“Es un asunto de CO (crimen organizado) “decían cuando comenzaron a circular los videos. Pero el tema fue escalando. Las presiones para las autoridades venían de todos lados: Del dueño de la plaza, los antreros y sí, de la delincuencia organizada.

Esa noche (domingo 14 de Agosto) la explanada de Plaza Chapultepec le quedó corta a los asistentes a los antros para huir de la violencia; gritos de desesperación, llanto y caos total. Zona de guerra, de terror.

Lo que sucedió en realidad.

En el video se aprecia un agresivo joven vistiendo playera blanca, iba con su novia que en todo momento buscaba calmarlo.

Lo topan tres hombres vestidos de negro con gorra del mismo color. La discusión escala y cuando uno de ellos intentan manotear, Ricardo N (hoy occiso) les dispara a sangre fría pero no logra herir a nadie.

En el forcejeo, los hombres de negro le quitan la pistola a Ricardo N, se encamina hacia las escaleras y justo cuando va a bajar el último escalón, con su propia pistola lo matan.

Al pie de la escalera y ya con todo mundo en shock, el jefe de seguridad de otro antro, de formación militar, intenta reanimarlo pero resulta inútil, murió instantáneamente.

Cuando llega la Guardia Civil, la persona que le prestó auxilio al hoy occiso, fue detenido. Un error de la Guardia Civil y de la policía de investigación les llevó a querer resolver, de facto, el crimen.

En el río revuelto hicieron circular la filiación militar del que creyeron presunto responsable agraviando con ello a la SEDENA.

El cuerpo de quien en vida llevó el nombre de Ricardo N quedó tendido sobre la explanada de la zona de antros de Plaza Chapultepec por varias horas mientras se realizaban las diligencias.

Autoridades perdieron el miedo

Lo que vino después fueron horas largas para las autoridades que por fin se decidieron a actuar. El mismo domingo por la noche personal de la dirección de comercio, al mando de Jorge García se hizo presente en el lugar de los hechos. Los antros funcionaban con normalidad. Una buena lavada a las escaleras había borrado las huellas de la muerte.

Justo a la media noche, arribaron también inspectores de Gobernación, Protección Civil y Guardia Civil. No tenían alternativa, enfrentaron sus temores y procedieron a cerrar al menos cuatro antros.

Ahora viene un forcejeo legal con los antreros. Los Vasilakos traen a un abogado poderoso, Oscar Candelas. De Triste memoria, los Vasilakos parecen tener suerte para enfrentar tragedias de esta naturaleza. Es importante recordar, otra vez, que eran los dueños del antro Play, donde fue asesinada Karla Pontigo.

Si las autoridades ya le perdieron el miedo a los antreros, ahora deben ir aplicarse para ponerlos en orden, hacer que respeten la ley y que trabajen con estrictas medidas de seguridad para que sus clientes puedan estar seguros de que, si quieren ir a divertirse y a tomar unos tragos, lo hagan con certidumbre y la garantía de que su integridad está a salvo.

P.D.1.- Por favor que alguien le diga a la autoridad que en el palenque de la FENAPO está convertido en una gigantesca cámara de fumadores y borrachos. Asistentes al establecimientos aseguran que a la hora que salen los artistas los beodos hacen de las suyas. El fin de semana Maite, una de las integrantes de Pandora fue objeto de un asistente que se le abalanzó. La cantante pudo liberarse del tipo que la sujetó por el cuello. Qué perro oso! Dirían los chavos.

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